Para que las relaciones personales tengan un valor de reciprocidad no sólo tienes que pensar en qué puedes ofrecer tú al otro sino que debes valorar si existe un feedback y una retroalimentación positiva. Es imposible medir el cariño en gramos para establecer una comparación en realidad, tú sabes dentro de ti cuándo alguien te aprecia y te tiene en cuenta o cuándo te deja en un segundo plano.

¿Cómo saber si alguien te valora de verdad?

"Una joven esperaba el embarque de su vuelo en un gran aeropuerto.

Como tenia una larga espera ante si, decidió comprarse un buen libro, y también se compró un paquete de galletas.

Se sentó lo más cómodamente que pudo, y se puso tranquilamente a leer, dispuesta a pasar un buen rato de descanso.  

Al lado de su asiento donde se encontraba el paquete de galletas, un hombre abrió una revista y se puso a leer.  

Cuando ella cogió la primera galleta, el hombre también cogió una. Ella se sintió irritada por este comportamiento, pero no dijo nada, contentándose con pensar: “ que cara dura ”.

¿Qué hacer cuando la persona que te gusta te rechaza un beso? ¿Cómo salir del paso sin vivir ese momento como un fracaso o como una sensación de ridículo? En primer lugar, relativiza, el amor no correspondido es muy humano, así que la mejor lección que puedes extraer de una situación así es que ya sabes la verdad, ya has salido de dudas y sabes qué piensa y qué siente la otra persona.

Llega un momento en nuestras vidas en la que muchos de nosotros descubrimos que ya sea por inercia, comodidad, costumbre, etc, hemos caído en situaciones y rutinas que no nos satisfacen nada. Con lo que de pronto comprendemos que no vivimos conforme a nuestros deseos y, aún peor, que ni siquiera sabemos cuáles son esos deseos. 

La clave del problema es esa: no conocemos cuáles son nuestros propios deseos más profundos y verdaderos, con los que realmente podríamos estar mejor. 

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes. Hacia dónde te diriges? le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó: